jueves, 19 de septiembre de 2013

PRÁCTICA 0

Durante los primeros días de clase hablamos de nuestras expectativas sobre esta  asignatura y ahondamos en cuestiones relacionadas con la lengua y la literatura y su didáctica. Ahora bien, ¿se enseña  bien lengua?, ¿y literatura?
Si echo la vista atrás, y me sitúo durante mi época primaria, las clases de lengua no iban mucho más allá de la lectura de un pequeño texto, a continuación preguntas sobre el mismo y ejercicios y más ejercicios sobre el aspecto gramático u ortográfico que en ese momento tocara. El enfoque comunicativo (que ahora va tomando importancia dentro del aula) brillaba por su ausencia. Por tanto el uso de la lengua,  la comunicación oral y en definitiva hablar lo hacíamos en el patio.
Si avanzo un poco y me sitúo en el instituto, la cosa no mejora. Las clases de lengua son parecidas a las del colegio, añadiendo las oraciones subordinadas (no había día que no las trabajáramos en clase). Las clases de literatura, no eran mejores, leíamos libros impuestos por el profesorado para luego hacer un comentario de texto a partir de un esquema, así que esta actividad se convirtió en algo muy mecanizado y creo que la lectura de literatura ha de ser de todo menos mecanizada.
Por todo esto, la pregunta que yo me planteo de cara al futuro es ¿seré capaz de enseñar lengua y literatura de manera que genere interés a los alumnos?
En relación a todo lo dicho, puede estar la respuesta a lo que se plantea en el texto “Universitarios y Lectura”. La mayoría de los universitarios no destaca entre sus aficiones leer, a pesar de que consideran la lectura como una actividad importante. Esto, puede ser debido a que durante el curso nos vemos “obligados” a leer una serie de libros, que se alejan bastante de nuestros intereses y para aprobar un determinado examen. En estos casos, la lectura es una imposición, y cuando te imponen algo deja de generarte interés, es decir lo lees porque lo tienes que leer, no porque lo quieres leer. La finalidad de este tipo de lecturas no es entretenerte o divertirte, sino que es aprobar un examen. Debido a todo esto, vamos relacionando lectura con obligación, aburrimiento, etc. Y creo, que es por esto por lo que los universitarios fuera del ámbito académico cada vez leemos menos.



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